fotograma del videoclip Ride de Lana del Rey
El cielo azul, allá arriba. Había olvidado que existía y que era
bello. Nubes blancas en forma de humo y carretera. Nubes superpuestas una
encima de la otra, ovaladas. En mis piernas el rabo de la gata madre —gata
triste, gata vieja— marca su territorio. El café está frío, pero a quién le importa
viendo el cielo, las nubes, viendo el azul, el añil del mar sin olas.
El gorrión canta, el gorrión emite un sonido en la rama que aún no ha
permitido que la flor prospere y la primavera huela en el patio, en el leve
céfiro de la mañana fría. El cielo azul, allá arriba. Había olvidado que
existía y que era bello. Ignoro las voces que provienen de la casa, ignoro la
noticia que anuncia una llegada y también una partida. Ignoro el olor a ceniza
que ensucia la ropa. Ignoro el futuro, el mal del estudiante, las cantinelas
que se repiten una y otra vez —una y otra vez. No quiero irme no quiero irme no quiero irme. Miro la
pared de ladrillo, miro mis manos —que
extrañan—; la luz hace daño. Cierro los ojos y veo nubes, el azul del cielo, lo
índigo del indiferente. Veo la libertad, cerúlea, escarchada.
Escucho atentamente al gorrión,
escucho atentamente el maullar de la gata madre, mi bostezo, la voz en la
cabeza que me dice que no le hable de mis manos, que no le hable de mi cuerpo,
que no le deje coger ni tocar, que no le deje besar, que no le deje beber, que
no le deje absorber. Ah, el cielo azul, allá arriba. Podría contemplarlo con
él, podría dejar la tierra, podría dejar el cuerpo, podría dejar el café frío,
podría dejar la gente, podría dejar el miedo, podría dejar la raíz infecta, el
mal del estudiante. Podría viajar con el cielo azul, allá arriba; que el duro
cemento, aquí abajo, se quede para el hombre y la ciencia, para los que sólo
sueñan si se acuerdan de hacerlo, para los que sólo permiten la antífona en
primavera, para los que creen que el abandono es una utopía y que el mártir no
resurgirá jamás de sus castigos. Realmente lo había olvidado, sí, había
olvidado que el cielo existía y que era bello, allá arriba.
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