miércoles, 1 de abril de 2015

el cielo azul

fotograma del videoclip Ride de Lana del Rey

El cielo azul, allá arriba. Había olvidado que existía y que era bello. Nubes blancas en forma de humo y carretera. Nubes superpuestas una encima de la otra, ovaladas. En mis piernas el rabo de la gata madre gata triste, gata vieja marca su territorio. El café está frío, pero a quién le importa viendo el cielo, las nubes, viendo el azul, el añil del mar sin olas.

El gorrión canta, el gorrión emite un sonido en la rama que aún no ha permitido que la flor prospere y la primavera huela en el patio, en el leve céfiro de la mañana fría. El cielo azul, allá arriba. Había olvidado que existía y que era bello. Ignoro las voces que provienen de la casa, ignoro la noticia que anuncia una llegada y también una partida. Ignoro el olor a ceniza que ensucia la ropa. Ignoro el futuro, el mal del estudiante, las cantinelas que se repiten una y otra vez —una y otra vez. No quiero irme no quiero irme no quiero irme. Miro la pared de ladrillo, miro mis manos —que extrañan—; la luz hace daño. Cierro los ojos y veo nubes, el azul del cielo, lo índigo del indiferente. Veo la libertad, cerúlea, escarchada.

Escucho atentamente al gorrión, escucho atentamente el maullar de la gata madre, mi bostezo, la voz en la cabeza que me dice que no le hable de mis manos, que no le hable de mi cuerpo, que no le deje coger ni tocar, que no le deje besar, que no le deje beber, que no le deje absorber. Ah, el cielo azul, allá arriba. Podría contemplarlo con él, podría dejar la tierra, podría dejar el cuerpo, podría dejar el café frío, podría dejar la gente, podría dejar el miedo, podría dejar la raíz infecta, el mal del estudiante. Podría viajar con el cielo azul, allá arriba; que el duro cemento, aquí abajo, se quede para el hombre y la ciencia, para los que sólo sueñan si se acuerdan de hacerlo, para los que sólo permiten la antífona en primavera, para los que creen que el abandono es una utopía y que el mártir no resurgirá jamás de sus castigos. Realmente lo había olvidado, sí, había olvidado que el cielo existía y que era bello, allá arriba.

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